sábado, 14 de abril de 2018

Carmen Camacho y la pólvora mojada (con un cameo de Ben Clark)



Fuegos de palabras
El aforismo poético español de los siglos XX y XXI
Edición de Carmen Camacho
Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2018.

Los aforismos son textos breves, a veces de una sola frase, de carácter no narrativo (en ese caso se trataría de microrrelatos) que colindan al norte con la filosofía, al sur con la obviedad, al este con la poesía y al oeste con el chiste.
            Durante siglos, los libros de aforismos fueron escasos y muchos de ellos póstumos o colectivos: reunían la labor de un autor a lo largo de su vida o se trataba de recopilaciones temáticas de textos escritos en diversas épocas y lenguas.
            Hoy en día, el aforismo se ha convertido en una moda, sobre todo entre los poetas: apenas hay alguno que no haya publicado más de un volumen. La propia antóloga de Fuegos de palabras, selección del “aforismo” poético español entre 1900 y 2014, es autora de dos: Minimás y Zona franca.
            Gran parte de ese éxito se debe sin duda a la facilidad del género: quien hace un aforismo, hace un ciento. Pocos géneros o subgéneros –quizá solo el haiku supone alguna competencia– se prestan con tanta facilidad al abuso de la buena fe de los lectores.
            Por eso se hacen tan necesarias las antologías de aforismos: alguien ha de separar el grano de la paja, los beneméritos aficionados (¿quién no es autor de una serie de “pensamientos” o de greguerías?) de los maestros del género.
            Carmen Camacho lo intenta, pero es dudoso que lo consiga. Aunque utiliza abundante bibliografía, su trabajo no es estrictamente académico –algo que no tiene por qué resultar negativo–, sino más bien una aportación personal de lectora y cultivadora del género. Por ello, prescinde de indicar la procedencia de los textos de cada autor para “poder desordenarlos de manera que puedan leerse como una muestra representativa y dotada de cierta unidad, en la que cada aforismo, independiente y autónomo, dialoga sin trabas con el resto de la selección”.
            Pronto nos damos cuenta de que su gusto no es muy seguro, que como antóloga es poco de fiar. ¿Puede aparecer Federico García Lorca en una antología de aforismos? Por supuesto, seleccionándolos entre sus textos. Pero Carmen Camacho ha preferido incluir las parodias que hizo de los de Bergamín. Un ejemplo: “El pavo que nuestro director debe en el café es un pavo auténtico, Amadeo”. Otro: “El arte no es lo que creen las gentes. El arte es otra cosa”. ¿Incluir esas y otras bromas circunstanciales entre los mejores aforismos “poéticos” de un siglo no descalifica a una antóloga?
            La selección de Juan Ramón Jiménez concluye con esta eutrapelia: “¡Si renacemos, de veras, yo seré en otra vida guardia civil!”
            De Juan Eduardo Cirlot –ese “raro” que cuenta con tantos admiradores (entre los que no me cuento)– nos ofrece la siguiente vacuidad: “La unidad de la trinidad es la trinidad de la unidad”. Pues qué bien.
            Y de Jordi Doce: “El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo sueño”.  Recordando un viejo sueño, ¿qué?. se preguntará el lector. Pero ya se sabe que en el aforismo poético, a juicio de Carmen Camacho, cabe todo. Por ejemplo, esta anotación del mismo autor: “En la catedral del Chester, un cura sexagenario pasando la aspiradora delante del altar”.
            Divaga abundantemente en el prólogo Carmen Camacho acerca del aforismo poético, pero no deja claro en qué consiste y para aumentar la confusión, en la “Nota a la edición”, nos dice que en su antología “convergen textos de aforistas puramente poéticos y antipoéticos con aforistas metafísicos y morales que cultivan, además de las formas conceptuales, aforismos de corte metafórico. Junto a ellos, figuran practicantes de los llamados aforismos indirectos, pensadores en cuyos fragmentos aparecen unidos el movimiento indagador de la filosofía y el pálpito poético, y aforistas que, al consignar nociones sobre arte, estética o poética, convierten la formulación de las mismas en poesía”. Idéntico barullo conceptual caracteriza al prólogo, en el que se juega a menudo (también en las introducciones a los autores) con la expresión “fuegos de palabras”, como si se tratara de un concepto preciso.
            No cabe duda de que Carmen Camacho conoce bien la mejor bibliografía sobre el aforismo español contemporáneo –cita a menudo a José Ramón González y a Manuel Neila–, pero no parece conocer tan bien la historia literaria del siglo XX. Al hablar de Eugenio d’Ors, nos dice que sus glosas, escritas entre 1906 y 1917, no están exentas de “lirismo y gracia” y que ella las lee en la versión de Alfonso Maseras. Da la impresión de no haberse enterado de que a partir de esa fecha escribió en castellano y que pocos autores hay tan proclives al aforismo como d’Ors. No ignora, sin embargo, los aforismos de los hermanos Álvarez Quintero. Y yo no puedo resistir la tentación de citar este aforismo de Fernando Arrabal que Carmen Camacho considera digno de figurar entre los mejores aforismos poéticos del siglo XX y lo que va del XXI: “No consigue hablar español, pero ya ha aprendido a no tirar de la cadena después de orinar”.
            ¿Qué es lo que salva, a pesar de todo, a este libro? Que nos permite descubrir a un poligrafo hoy olvidado, como José Camón Aznar; que incluye a nombres, como Andrés Rábago (firma sus viñetas como “Ops” o “El Roto”), poco habitual en la antologías literarias; que nos da una buena selección de Rafael Sánchez Ferlosio, Andrés Trapiello o Andrés Neuman; que incluye nombres poco conocidos, o no suficientemente conocidos, como Ángel Guinda.
            Hay mucha pólvora mojada en estos fuegos de palabras que ha preparado Carmen Camacho, con más laboriosidad que rigor. Pero también hay –para quien sepa encontrarlos– un puñado de dichos memorables que nos hacen pensar, soñar, sonreír y nos acompañarán para siempre.

[Como curiosidad, reproduzco aquí el elogio que el poeta Ben Clark dedica en "El Cultural" de esta semana a esta antología de aforismos. Su opinión no puede ser más entusiasta.]



9 comentarios:

  1. El Roto es, obviamente, el mejor de todos. Yo me sé varios, no sé si vendrán en el libro. Aquí van tres:

    -Todo poder emana del pueblo. De su sumisión, concretamente.

    -(España) No es país para honrados.

    -¿A quién votar, sin bochorno?

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  2. Buenos días, José Luis:

    Por alusiones, me gustaría aclarar una cosa. La frase «El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo sueño», cuya lectura te ha dejado perplejo, forma parte en realidad de un fragmento más extenso, incluido originalmente en mi libro de notas Hormigas blancas (Bartleby Editores, 2005, pp. 47-48):

    Ted Hughes me saca del castillo por una puerta escondida en la repisa de la ventana: la puerta gira y me deja al otro lado. Algunos juegan a las cartas y ríen. Hughes camina bajo una silla sin agachar la cabeza; luego sale al otro lado. Yo no lo hubiera podido hacer. Le dije: ahora sé cómo escribes tus poemas.
    Después, me lleva al pub. Recuerdo que no debo fumar. Hughes dice: ‘Tengo cuarenta y cinco años y sigo cojeando al caminar por culpa del miedo’. Yo pensé que debía de tener por lo menos cincuenta y cinco, pero presté atención…”.
    El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo sueño.

    La inclusión de esta última frase en la antología como aforismo se debe a un error de edición que acepto sin dramatismo pero del que no me hago, como es obvio, responsable. Gracias de antemano por publicar esta aclaración, y un saludo cordial,

    Jordi Doce

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    1. Muchas gracias, Jordi. Me imaginaba algo así. Mis reparos iban contra la editora, que a veces no parece saber muy bien lo que es un aforismo.

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  3. Hombre, ya era hora de que citara a Trapiello para algo bueno, aunque sea de manera indirecta.

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  4. Andrés Trapiello es un escritor que leo y admiro desde los años ochenta.

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    1. Doy fe de que la primera referencia a los Diarios de Trapiello (al primer volumen, publicado en 1990) de que yo tuve noticia fue la de JLGM. Por ella, tan favorable comno merecía, compré el libro, que no me defraudó y que tengo desde entonces. Y es sólo un ejemplo; hay muchos.

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  5. Aforismo (circa 2016)16 de abril de 2018, 17:40

    El materialista se ha casado con la materia y no la soporta.

    © María Taibo

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    1. "Viver parece-me um erro metafísico da matéria". Muito pessoal aforismo.

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  6. Un mínimo detalle: el apellido de Ben Clark, correctamente reproducido en el texto, no lo está en cambio en el título, donde se le añade una "c" innecesaria.

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